Personas trans: el derecho de existir
Para muchos de nosotros, la identidad de género es una experiencia tan sencilla como respirar. Todos los días caminamos sin temor a atraer miradas inquisitivas; nos desenvolvemos sin miedo a ser cuestionados sobre nuestro cuerpo, sin preocuparnos por despertar la violencia de los demás. Se trata de una experiencia casi mecánica, pero profundamente privilegiada, pues para muchas personas ser ellas mismas representa una lucha diaria.
La identidad de género es la vivencia interna y personal del género, que puede o no coincidir con el sexo asignado al momento de nacer. Para las personas trans, cuya identidad de género no corresponde con el sexo que les fue asignado al nacer, ejercer plenamente sus derechos representa un reto enorme.
Por un lado, son objeto de marginación selectiva y violencia sistemática en todos los ámbitos de su vida. Debido a que sus expresiones, identidades y cuerpos no se ajustan a las normas socialmente aceptadas, las personas trans son agredidas, golpeadas, mutiladas y asesinadas. A los perpetradores —extraños, familiares, parejas, empleadores, policías o miembros del crimen organizado— los motiva el deseo de castigar la diferencia, como si su género fuera un agravio hacia los demás…