Cero tolerancia a la corrupción
La corrupción de los sistemas judiciales es un mal particularmente insidioso que socava desde sus entrañas la vigencia del estado de derecho. Si la protección de los derechos de las personas se deposita en los jueces, ¿qué confianza puede tener la sociedad en el sistema, cuando éstos pueden ser fácilmente sobornados, presionados o extorsionados para resolver en un cierto sentido? Por ello, se ha señalado que la corrupción entre los jueces es una de las principales amenazas a la sociedad y al funcionamiento del estado democrático. La percepción social de que la corrupción es tolerada hace que se pierda la confianza en las instituciones y en el sistema político en su conjunto.
La corrupción judicial comprende una variedad de fenómenos. Puede incluir la existencia de sobornos, favoritismo a familiares y amigos, interferencia política, extorsión criminal, presión jerárquica, tráfico de influencias, o desvío de fondos presupuestales. Asimismo, los poderes judiciales muchas veces son percibidos como grupos cerrados y aislados de la crítica externa, en los que predominan conductas colusorias y un pensamiento colectivo que se retroalimenta a través de los mecanismos de capacitación, supervisión y evaluación entre pares que tienden a protegerse mutuamente…