La comparecencia de Mark Zuckerberg ante el Congreso de Estados Unidos parece no haber cumplido con su cometido de obtener respuestas satisfactorias en cuanto al grado de conocimiento y la responsabilidad de Facebook en la ilegal recolección de datos de millones de usuarios por parte de Cambridge Analytica, pero sí fue reveladora de cómo la operación de esa red social conlleva toda una serie de riesgos para la privacidad de las personas.
La brecha generacional entre Zuckerberg y los senadores, la propia complejidad técnica de los temas abordados y también la opacidad de la compañía acerca del manejo de los datos que compila, impidieron un dilálogo esclarecedor, pero sin duda pudimos advertir el tamaño de los retos, comenzando por entender qué tipo de empresa es Facebook, qué hace y cómo lo hace, para a partir de allí comprender cuáles son las implicaciones y cómo enfrentarlas.
Emergieron preguntas como: ¿Durante cuánto tiempo conserva Facebook los datos de los usuarios que deciden borrar sus cuentas? ¿Se monitorea la actividad en línea y en todos los dispositivos de los usuarios aún cuando se desconectan de la plataforma? ¿Es cierto que se recaba información sobre personas no usuarias? ¿Cómo pueden explicarse en términos claros y sencillos las prácticas de recolección de datos de Facebook? No se obtuvieron todas las respuestas, pero están claramente sobre la mesa los ejes de preocupación…