El Inegi dio a conocer hace poco los resultados de la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017, los cuales confirman la existencia en el país de una discriminación estructural basada en el tono de piel de las personas.
Según la encuesta, de las personas que se identifican a sí mismas en las tonalidades de piel más oscuras, solo 16 por ciento cuenta con educación superior, mientras que entre la población que se adscribe a los tonos más claros, la cifra se eleva a poco más de 30 por ciento. En contraste, más de 33 por ciento de las personas con tez más oscura cuenta con educación básica incompleta, lo que solo ocurre en 18 por ciento de la población con los tonos de piel más claros.
Lo mismo sucede tratándose de la distribución por tipo de ocupación, en donde vemos que las personas que se ubican en los tonos claros de piel ocupan cargos de funcionarios, directivos y jefes en una proporción de más del doble frente a la población de piel más oscura. En cambio, 44 por ciento de esta última franja trabaja en servicios personales, actividades de apoyo y agropecuarios, lo que solo ocurre con 28.4 por ciento de la población con tonos de piel más claros…