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Milenio

Mejores juezas y jueces, mejor justicia

La semana pasada las Cámaras del Congreso de la Unión emitieron la declaratoria de reforma constitucional al Poder Judicial de la Federación —la más trascendente desde la de 1994— con la que se busca fortalecer el vínculo de confianza entre la sociedad y sus juzgadores federales. Entre las modificaciones que introduce, el hoy Instituto de la Judicatura Federal se transformará en Escuela Federal de Formación Judicial, encargada de consolidar un nuevo perfil de juzgador federal, con sensibilidad y pensamiento crítico, capaz de emplear herramientas argumentativas sofisticadas, para dar soluciones sencillas, claras y justas a los casos que se le presentan.

La implementación de esta visión ya está en marcha. Hemos rediseñado el modelo pedagógico de formación jurisdiccional para dejar atrás la enseñanza formalista y rigorista de contenidos memorísticos y poner el acento en el desarrollo de habilidades y competencias, tales como el uso de técnicas de interpretación y argumentación jurídica, valoración de la prueba, manejo del precedente judicial, investigación jurídica, metodologías de adjudicación de derechos, entre otras.

Así, se ha emprendido un ambicioso plan para renovar los cursos básicos de preparación, dirigidos a jóvenes juristas que inician la carrera judicial, a partir de un modelo de tutorías, en el que enfrentarán el reto de elaborar proyectos de sentencia bajo la supervisión de personas con amplia experiencia jurisdiccional, que les guiarán en el proceso de análisis, investigación y argumentación que ello requiere.

La perspectiva de género en las relaciones laborales y en la impartición de justicia es un principio trasversal de esta nueva formación: se necesitan jueces y juezas que contribuyan a desmontar las estructuras que han tenido tanto tiempo sometidas y discriminadas a las mujeres, pero también se debe trabajar para que la paridad de género sea una realidad en la carrera judicial.

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