La crisis por la que atravesó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en días pasados se venía gestando de tiempo atrás; en ella confluyeron muchos factores, pero es muy significativo que haya podido resolverse a partir del diálogo y la voluntad de las magistradas y magistrados de encontrar una solución.
Como presidente de la Suprema Corte y del Consejo de la Judicatura Federal no cuento con facultades para intervenir en conflictos al interior del Tribunal Electoral. Sin embargo, a petición de todas las partes involucradas en el conflicto, fungí como facilitador y conciliador entre ellas, apelando a la autoridad moral y el peso político del cargo de Presidente de la Corte. En esa calidad, sugerí el nombramiento de un Presidente interino, hasta en tanto se convoca formalmente a una sesión en la que, ya calmadas las aguas y con la presencia de todas las magistradas y magistrados, se elija a la persona que deba presidir la Sala Superior…