Se cumplen cuatro semanas desde que emprendimos un esfuerzo por dialogar con la sociedad para impulsar una reforma profunda a nuestro sistema de justicia. Hemos escuchado a las víctimas y sobrevivientes de la violencia, a especialistas y operadores de los poderes judiciales, y a mujeres de diversos orígenes, ideologías y especialidades.
Cada foro ha sido un espacio de enorme riqueza en experiencias, aportaciones y propuestas de cambio. Han sido espacios para escuchar y conectar con el dolor humano; para empatizar con la angustia y la desesperación de quienes han padecido las atrocidades de un sistema roto y corrupto. Sus voces y reclamos marcarán el rumbo del proyecto que formularemos para transformar a la justicia en un instrumento de paz, verdad y dignidad.