Gracias a las reformas constitucionales y legales de los últimos años, los órganos representativos que elegiremos el próximo 1 de julio avanzarán hacia una integración paritaria: el Congreso, las legislaturas locales y los ayuntamientos estarán integrados por un número de mujeres y hombres que se acercará a ser igualitario.
Este es un gran avance desde que la mujer logró el derecho al voto en México hace 64 años. Cuando en aquel entonces se pensaba que el reconocimiento del derecho a votar y ser votadas era la culminación de la lucha por lograr la participación plena de las mujeres en la esfera pública, pronto la realidad mostró que el camino hacia una genuina igualdad, en la que hombres y mujeres participaran activamente en la sociedad, haciendo sus aportaciones y cumpliendo sus proyectos de vida, era aún largo por recorrer.
Pronto se vio que para compensar la historia de discriminación contra las mujeres no bastaba con asegurar formalmente su igualdad, era necesario adoptar medidas positivas —acciones afirmativas o cuotas— para otorgarles mayor representación en los órganos legislativos, a fin de que desde allí impulsaran las reformas necesarias a sus intereses…