Los derechos humanos son el fundamento de la democracia y del estado de derecho. Su respeto es instrumental a la construcción de sociedades justas e igualitarias en las que todas las personas vivan con dignidad, con la plena capacidad de participar en la vida civil y política, y libres de discriminación. Asimismo, los derechos humanos contribuyen al progreso, al desarrollo social y, en tal sentido, abonan definitivamente a la paz y la justicia.
Sin embargo, para muchas personas el lenguaje de los derechos puede parecer lejano o totalmente ajeno al mundo en el que viven. Hablar de libertades no tiene un sentido tangible para los millones de personas que no tienen la posibilidad real de elegir un proyecto de vida, ni de implicarse en la vida común.
¿Qué libertad se puede tener cuando no hay opciones entre las cuales escoger o cuando simplemente no se tiene la oportunidad de perseguir un sueño, porque se es pobre, porque se es migrante, porque se tiene una discapacidad o porque se es mujer?