Milenio

Correr riesgos para comunicar mejor

He sostenido reiteradamente que el Poder Judicial de la Federación debe ser más cercano a las personas. Estas no son palabras vacías. Cuando hablo de acercarnos a la sociedad, me refiero a construir un nuevo tipo de relación entre las personas y sus juzgadores federales. Me refiero a un proceso de apropiación, a través del cual la ciudadanía comience a percibir al sistema de justicia federal como garante de sus derechos, necesario para preservar sus libertades y capaz de hacer posible la satisfacción de sus necesidades más básicas.

Cuando una sociedad confía en sus jueces, cuando sabe que están allí para defender cosas que le son valiosas, la autonomía e independencia de la que depende el estado de derecho se hace posible; se vuelve una realidad la idea de frenos y contrapesos porque los fallos se sustentan en una autoridad moral y en un consenso social que asegura que sean acatados.

En nuestro país, el Poder Judicial de la Federación aún no goza por completo de esa credibilidad. Los jueces federales todavía no son ampliamente percibidos como defensores de los derechos ni como aliados de la ciudadanía. Arrastramos una inercia de desconfianza, sin que anteriormente se hicieran esfuerzos serios para revertirla. Por el contrario, durante mucho tiempo solo se reprodujeron las prácticas institucionales que propiciaron el mantenimiento del statu quo. PUBLICIDAD.

Es por ello que desde que asumí la Presidencia de la Suprema Corte me propuse hacer las cosas de manera diferente. He accedido a dar entrevistas televisivas y radiofónicas, he hecho un uso activo de las redes sociales. Tomé la decisión de mantener la publicación de esta columna y recientemente ofrecí una conferencia de prensa.

Esta apuesta es arriesgada, no lo desconozco. Es una estrategia que puede ser debatida y criticada, pero que persigue el objetivo claro de entablar una conversación más amplia, con aquellas personas a quienes impactan nuestras resoluciones.

Hoy en día, la comunicación ha cambiado y los vínculos entre la sociedad y los poderes públicos se están redefiniendo. El Poder Judicial Federal no puede ser ajeno a este fenómeno. Es necesario modificar el paradigma de la comunicación, poniendo especial énfasis en la persona usuaria, como eje de todo el sistema de impartición de justicia.

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