El 8 de marzo conmemoramos las causas, las luchas y las pérdidas de las mujeres. Denunciamos el machismo, la violencia, el acoso sexual y la opresión que padecen de manera constante. Escuchamos sus reclamos de justicia y dignidad.
El Día Internacional de la Mujer no es una celebración. Se trata de recordar la lucha incansable de miles de mujeres que, a lo largo de la historia, han enfrentado con arrojo y determinación al patriarcado. A las mujeres que han dedicado su trayectoria y empeño a construir un mundo distinto. A quienes han puesto en riesgo su vida y a quienes la han perdido, con el anhelo de conquistar la promesa de una sociedad más igualitaria para las niñas de México.
Conmemoramos, también, a las mujeres que continúan luchando, todos los días y desde todas las trincheras, por un piso parejo y sin violencia. A quienes están abriendo brecha en el hogar, la industria, la política y la calle. A quienes empujan por sus libertades en los centros de trabajo, en las universidades, en las comunidades indígenas y rurales de este país. El 8M rendimos homenaje a su búsqueda insaciable de justicia: a su valentía, compromiso y esperanza.