DISCURSO DEL MINISTRO ARTURO ZALDÍVAR LELO DE LARREA CON MOTIVO DE LA TOMA DE PROTESTA DE 58 JUECES DE DISTRITO ESPECIALIZADOS EN EL NUEVO PROCESO PENAL ACUSATORIO Y 3 JUECES DE DISTRITO DE COMPETENCIA MIXTA.
26 de enero de 2016
Señor Ministro Luis María Aguilar Morales, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal.
Señoras y señores Ministros.
Señoras y señores Consejeros de la Judicatura Federal.
Señoras y señores Jueces de Distrito.
Distinguidos invitados.
Señoras y señores.
Es un honor para mi pronunciar estas palabras a nombre del Tribunal Pleno, para dar la bienvenida a los 58 jueces y juezas de distrito con especialización en el nuevo sistema penal acusatorio, así como a los 3 jueces de distrito de competencia mixta, que el día de hoy rindieron la protesta constitucional.
El acto solemne que acabamos de presenciar constituye la culminación de un proyecto personal, profesional y familiar en sus vidas. Es el arribo a una meta que seguramente comenzó como un sueño y que hoy se concreta en una realidad, de la que tanto ustedes como sus seres más queridos deben sentirse orgullosos y satisfechos, y por la que todos los aquí presentes los felicitamos.
La asunción formal de sus cargos como jueces de distrito se inscribe en el contexto de una realidad que nos exige reflexionar profundamente sobre la responsabilidad que implica la investidura de juzgador. La situación que enfrenta nuestro país es compleja. La confianza de la ciudadanía en las instituciones no ha podido consolidarse y el mayor reto que enfrenta el Estado Mexicano — y el Poder Judicial de la Federación como integrante de este— es reivindicar su legitimidad.
La legitimidad es el fundamento de la autoridad del juez. Es el origen de la potestad que les ha sido otorgada para condenar o absolver a una persona o para defender la Constitución frente al poder público. Esta autoridad deriva, en principio, de los nombramientos que les han sido otorgados conforme a los procedimientos legales procedentes; pero se consolida paulatinamente con el reconocimiento social de su función; se gana día con día, haciendo realidad en sus vidas las cualidades de todo juzgador.