Es esta la segunda edición de la Feria Internacional de Libro, renovada, transformada. Hace tres años que me tocó por primera vez presidir la feria del libro jurídico, me di cuenta que era un evento muy acartonado, muy ortodoxo, muy tradicional; unas cuantas editoriales mexicanas, presentación de libros, también, muy tradicionales que rara vez se enfrentaban a los problemas reales del derecho moderno y a los grandes debates contemporáneos, en donde normalmente presentaban los mismos libros las mismas personas, año tras año. Era una especie de juego de espejos en donde los que iban a la feria del libro se hablaban entre ellos mismos o entre ellas mismas a lo largo del tiempo. Tomé la decisión que era importante: modificar el formato y la forma de acercarnos a la sociedad a través de este poderoso instrumento que es precisamente el libro jurídico. Y aprovechando la pandemia, el año pasado hicimos por primera vez una feria virtual con un micrositio en donde se le puso mucho empeño y fue de un gran atractivo para todas las personas. En esa ocasión rompimos todos los récords, de asistencia a una feria del libro y a través de nuestras redes y plataformas pudimos llegar a millones de personas en todo el mundo. Este año estamos repitiendo este ejercicio.