‘Una novela criminal’: retrato de una justicia simulada
Al voltear la última página de Una novela criminal —por la que Jorge Volpi recibió el Premio Alfaguara de novela 2018— queda en el lector una sensación de pesadumbre, una desazón de saber que lo narrado, por increíble que parezca, realmente ocurrió.
En una época en que la cotidianidad de las ejecuciones, desapariciones, secuestros, torturas y falsas incriminaciones parece habernos inmunizado contra el asombro, Volpi encuentra la manera de devolvernos la capacidad de indignación, de hacernos apreciar, desde la belleza literaria, una realidad que nos deja con un hoyo en el estómago y en el corazón.
A través de esta novela sin ficción —basada enteramente en los expedientes judiciales relacionados con el caso Florence Cassez, así como reportajes periodísticos y entrevistas con los involucrados—, el autor nos envuelve en una trama de crimen y poder, que nos lleva por cárceles, sitios de tortura y casas de seguridad, al igual que por reuniones entre diplomáticos, políticos y mandatarios. Sobre todo, nos acerca a los muchos dramas de esta historia: el de las víctimas de secuestro, cuyos casos nunca fueron realmente investigados; el de quienes fueron torturados y obligados a autoincriminarse y el de quienes perdieron años de su vida en prisión…